Año Nuevo

    El pelo de la nuca se le encrespaba con el viento. Acababa de salir de la peluquería y lo habían esquilado como si fuera una oveja. El frío hacía meya en sus orejas y el cuero cabelludo, antes tan calentito, ahora parecía que temblaba a cada paso.

    Un sonido muy conocido llegó a su cerebro atravesando el enorme glaciar en que se estaba convirtiendo su cuerpo. El móvil vibraba al ritmo de la música, o eso fue lo que pensó nuestro protagonista. Después de sacar la mano del guante, cogió el aparato y descolgó con la misma habilidad que si lo hubiese hecho un millón de veces seguidas.

-«¿Diga?»-

-«Hola, amor. ¿Te pillo en buen momento?»- Una voz grave y varonil entró en el consciente.

-«Sí, macizo, ¿pero no se suponía que estabas en Australia?»-

-«Me marcho pasado mañana. Eres un despistado…»-

-«Bueno, ya sabes que tú voz me puede, si hay veces que me lo tienes que repetir varias veces para que me entere…»- Seguir leyendo

Pesadilla

    El sudor bajaba lentamente por su frente. Los ojos del hombre miraban furtivamente a un lado y al otro sin poder parar de girarse. La calle vacía de coches estaba repleta de gente bebiendo y riendo. 

    Las caras eran borrosas, sabía lo que buscaba y quién lo perseguía. Notaba la tirantez de las cuerdas que arrastraba desde sus articulaciones y el cuello, aquella era la más pesada.

    Su carrera se llenaba de obstáculos insalvables que desaparecían al volverse. Las sogas se enganchaban a cualquier parte y debía pararse a soltarlas mientras se hacían más largas según las recogía. Un tropezón le hizo caer al suelo.

    El golpe no le causó daño alguno por el montón de cordeles recogidos en sus brazos. Se incorporó y volvió a la carrera. Un leve movimiento en sus correas le avisó que se habían enganchado de nuevo, se dio media vuelta y vio a toda su familia con un extremo cada uno…

    Todos tiraron de golpe y al mismo tiempo. El cuerpo le dolía y pareció que se desencajaba.

    Un sudor frío le recorrió la espina dorsal al despertarse. Seguir leyendo

Turquesa

  1. Ámbar.
  2. Cuarzo.
  3. Amatista.
  4. Obsidiana.
  5. Esmeralda.
  6. Ágata.
  7. Granate.
  8. Zafiro.

    Los nervios impedían que mi alma se durmiese, así que comencé a pensar en todo lo que me había ocurrido. Lo primero que me llegó fue lo último que decidí, el control estaba en manos de aquellos que controlaban mi cuerpo, pero debía conseguir que hubiese un contacto entre mi ser espiritual y mi físico.

    Imperceptiblemente, una de las luces de mi cielo nocturno brilló con una fría tonalidad verde azulada. Poco a poco cobró más intensidad y llamó mi atención. Se hallaba en un sitio donde antes no había luces, así que alargué la mano y la típica forma pétrea se hizo solida en ella…

    Una turquesa reposaba en mi mano, su color mutaba del azul al verde de manera paulatina y constante.

    No conseguía entender por qué motivo aquello estaba ocurriendo. La piedra comenzó a cambiar de forma, alargándose y haciéndose más fina. De repente tenía en mi mano un hilo enrollado, comenzó a moverse despacio hacia mi cara. El extremo tocó mí frente a la altura del tercer ojo y una cantidad de información me llegó de golpe. Seguir leyendo

Dioses IV – Tildy 3

    La tensión generada por Durias enrareció la sala, que empezó a saturarse de carbono. Con un simple gesto de Lucas, las ventanas se abrieron y dejaron entrar el aire. Tildy no se había movido un ápice de donde se encontraba, ni siquiera retiró la mirada de la de su profesor.

-«Supongo que en esta ocasión tampoco llegaré a descubrir lo que escondes, ¿verdad?»-

-«De hecho tampoco lo harás de ellos si depende de mí, no te quiero aquí. Estás demasiado desesperado por controlar las situaciones y eres un elemento nocivo para lo que tú mismo quieres.»-

    La mirada de Durias se dirigió al Vampiro y éste levantó los hombros con indiferencia. Estaba claro que había metido la pata… Su ansia por descubrir los misterios de estos tres le habían jugado una mala pasada. Con una reverencia hacía los restantes se encaminó a la puerta.

-«Recuerda que si quieres volver, debes avisar. La invitación se retira en el momento en que sales de aquí.»- Seguir leyendo

El Problema De No Ser Einstein

    La pereza mental es un estado muy molesto. Tengo un colega que últimamente todo lo que sale por su boca es: «Mucho bla, bla, bla y poca acción.»

    Al principio me reía mucho con la historia, pero es que lleva ya tres semanas de la misma cantinela. De tal manera que la semana pasada pasé a la acción y comencé a meterme con él a ver si espabilaba. Lo cierto es que el muchacho es más de Rocky y de Rambo que de El Paciente Inglés, Azul o Tesis. Eso no evitaba que me preocupase un poco por su vaguería mental y fue cuando me dijo que necesitaba cosas intrascendentes. Seguir leyendo

Druidas II – Eusebio 1

    Sebastián abrió los ojos muy asustado. Cada uno de los pelos de su nuca se habían crispado y su instinto de supervivencia le estaba gritando que huyera. Se levantó de la cama y corrió hacia la ventana. Una luz muy grande, alta y voluminosa se movía entre los árboles del bosque. Los animales estaban muy asustados y los podía sentir desde su casa.

    Sin ton ni son todas esas sensaciones urgentes desaparecieron. La oscuridad retomó su lugar y los animales volvieron a sus madrigueras. No entendía lo que había visto pero sabía que no era algo provocado por los humanos de la zona.

    Volvió a la cama y se estiró tranquilamente. Un suave calor le recorrió el cuerpo desde la pierna izquierda. Levantó las sábanas asustado y se encontró con una  ardilla muy grande enroscada en su cama. Sus ojillos lo miraban saltones y asustados. Seguir leyendo

Zafiro

  1. Ámbar.
  2. Cuarzo.
  3. Amatista.
  4. Obsidiana.
  5. Esmeralda.
  6. Ágata.
  7. Granate.

    Un frío extraño despertó mi consciencia. Mis ojos no se abrieron, así que mis manos se acercaron a las cuencas y noté dos piedras en ellos. Las cogí y seguí sintiendo el frío en la garganta. Otra piedra estaba situada en ella. Eran cada una de un color y otras dos flotaban justo delante.

    Amarillo, blanco, rosa y morado brillaban pero el azul emitía tal intensidad que no podías dejar de fijarte en él.

    Una paz clarísima se repartió por mi cuerpo astral. En un momento ya no estaba encerrado en mi pequeño universo de obsidiana. Veía a través de mis ojos, pero justo detrás de aquellos que manipulaban mi cuerpo como si fuese un muñeco de títeres.

    Era consciente de que alguien me manejaba, pero esa persona no podía controlar esa parte de mí. No era consciente de mi yo mental. La extraña figura que se había apoderado de mi cuerpo parecía tener la certeza de estar en un sitio vacío. Seguir leyendo

Dioses IV – Tildy 2

    Cuando llegaron a la casa de la dirección que les habían dado, descubrieron que la puerta del garaje se abría sola. Entraron y vieron que era un edificio privado. Sólo había un ascensor y un montacargas en uno de los extremos. Fueron al de los invitados, o el normal, y pulsaron el piso donde ponía Olivier 1.

    Las puertas se confundían con las paredes de los entrepisos por el recubrimiento de madera que tenían puesto. Solamente al llegar al piso que les correspondía vieron un letrero que ponía Olivier 1. Las puertas se abrieron y un niño de unos doce años apareció.

-«¿Sois las brujas?»- Preguntó el chaval sin miramientos.

    Un rápido gesto de la cabeza delató a las dos chicas y el niño les indicó que lo siguieran. Un recibidor decorado de manera africana, dio paso a un pasillo victoriano y éste a un salón enorme y muy moderno. Un tresillo negro de terciopelo y un par de butacas reclinables daban la espalda a la puerta. Unos grandes ventanales situados enfrente se alternaban con el ladrillo visto y barnizado. Los últimos modelos en televisiones, aparatos de música y estanterías llenas de discos y películas estaban situados estratégicamente por todo el espacio.

-«¿Me dan sus abrigos, por favor?»- Volvió a decir en voz alta el chaval.

    Cogió los abrigos y gorras y cerró la puerta cuando salió. En un espacio a la izquierda habilitado recientemente, estaban tres hombres hablando muy bajito. Casi ni se habían percatado de la llegada de las dos mujeres. Durias se hallaba de frente a ellas y al darse cuenta de sus miradas, avisó a los otros dos. Seguir leyendo

Granate

  1. Ámbar.
  2. Cuarzo.
  3. Amatista.
  4. Obsidiana.
  5. Esmeralda.
  6. Ágata.

    Una voz externa me habla y me dice lo que ocurrió a mi amigo. Un accidente de moto, una barra de hierro incrustada en su cabeza, iba sin casco y su muñeca se torció al evitar un choque.

    Ha despertado del coma pero su mente no funciona como antes. Se ha quedado sin memoria a corto plazo, casi como si ya no tuviese cabeza para registrar los acontecimientos. Mi sonrisa se ensancha y mi venganza se diluye en un mar de culpa…

    Un color rojo intenso como el granate lo invade todo. La fragilidad de la historia se hace palpable justo en frente de mis ojos, tiene la forma de alguien que conozco. Un amigo que ya no puede pensar es invadido por la culpa. Ahora no podrá evitar pensar en lo que ocurrió conmigo. Seguir leyendo

Druidas I – Sebastián 10

    Lucas volvió a su forma humana y se deslizó silenciosamente hasta el interior de la casa. Sebas seguía en el porche intentando asimilar la situación. Una lengua húmeda y caliente le lamió la muñeca derecha y lo hizo reaccionar, Crisor estaba sentado en frente de él con la cabeza ladeada. Sebastián lo acarició levemente en la cara y le dijo bajito que se encontraba bien. El perro se enroscó para tumbarse y se situó en sus pies.

    Las voces de Eu y Olivier delataron su proximidad. El rabo de Crisor comenzó a moverse como loco esperando a los dos parlanchines que venían riéndose. Se había levantado y comenzó a olfatear el aire, de pronto dio un giro y entró corriendo en la casa. El olor de la comida recién hecha saludó a los recién llegados que se detuvieron al ver a Sebas en la entrada.

-«¿Te encuentras bien?»- Preguntó Eu mientras Oli abría la puerta. Seguir leyendo

Dioses IV – Tildy 1

    El teléfono sonaba insistentemente, Tildy lo escuchaba como si estuviese debajo del agua, lejano y con dificultad. Su dormitorio era ahora un campo de batalla. Ella estaba en el medio, justo encima de la cama, con las piernas cruzadas en la posición del loto y su mata de pelo blanco ondeando hacia arriba con un viento inexistente.

    La ropa volaba a su alrededor como si una mano invisible la guiase y el esfuerzo de la muchacha estaba grabado en su delicado rostro. Los labios apretados, los ojos cerrados con fuerza y la tensión de su cuello denotaba lo mucho que le estaba costando controlar todo aquello. Con sus 23 años a punto de terminar, se estaba hartando de no poder controlar su poder.

    Tildy era una bruja desde pequeña. No había conocido a sus padres y las monjas del orfanato donde se crió la educaron en una religión que no era la suya. Eso no detuvo a la brujita, estudiaba los libros de magia cuando podía, escondía todo aquello que le hacía diferente a los demás para que la ignorasen y procuraba no tener amigas dentro de los muros de su jaula, como ella lo llamaba. Seguir leyendo

Ágata

  1. Ámbar.
  2. Cuarzo.
  3. Amatista.
  4. Obsidiana.
  5. Esmeralda.

    Me revuelvo en mi espacio, los ojos se abren de golpe y veo mi verde estrella frente a mí. Una canción empieza a brotar del entorno, una sinfonía alegre y romántica con una pizca de atrevimiento. Algo acogedor se apodera de mí ser, una invasión sutil de creatividad me conmina a reaccionar. Inconscientemente agarro una mano huesuda y tiro hacia dentro.

    Mi ser astral es sólido, parte la mano a la altura de la muñeca y se vuelve todo rojo.

    No puedo moverme, una capa de piedra se asegura de ello, sus anillos parten de mí corazón y ocupan más que yo. Su color se difumina y altera, pasa a ser un rojizo calizo y el anillo central es blanco o lo parece ya que me veo reflejado en el negro nocturno de la obsidiana. Seguir leyendo

Dioses II – Olivier Y Lucas 10

    El olor a pan tostado inundó las fosas nasales de Lucas. Su cuerpo entumecido por la postura, se desperezó e incorporó.

-«¿Has terminado de comulgar con Laudiel?»- Preguntó Olivier.

-«Sí, no es que nos haya sacado de muchas dudas, pero ha servido de algo.»- Respondió Lucas mientras se estiraba. -«¿Cómo es que no has venido?»-

-«Me parecía que en esta ocasión debíais estar solos y por lo visto no me equivocaba, habéis rozado el límite de los treinta minutos.»-

-«¡Vaya! Estabas despierto cuando me he ido.»-

-«No, me despertaste al irte… Dejé de notar tu mente aquí conmigo.»-

    Los amantes se reunieron en un apasionado beso y pegaron sus cuerpos calientes como si llevasen toda una vida separados.

    Lucas le hizo un resumen de lo ocurrido en el castillo negro y las conclusiones que él había sacado. Seguir leyendo

Druidas I – Sebastián 9

   Los dos amigos se dirigieron a casa de Sebas tranquilamente. Lucas le explicó que Crisor y Olivier, estaban en casa de Eu, debían hablar largo y tendido sobre lo que estaba ocurriendo.

-«Hemos venido porque Durias estaba algo preocupado con tu situación, nos avisó y aquí estamos.»- Dijo Lucas tan campante.

-«Bien, ¿quién es Durias?»- Preguntó Sebas.

-«Mi profesor de magia, ¿no te acuerdas?»-

-«¿Ese no era Laudiel?»-

-«Laudiel también me enseñó, pero cosas diferentes, la situación de las cosas en nuestro planeta, las estrellas, el potencial de las personas… Pero Durias fue quien puso palabras a la magia.»-

-«¿Y por qué motivo se interesaría por mí? ¿Tiene que ver con lo de ser Druida y que hace poco que lo sé?»-

    La cara de Lucas cambió, debía ser paciente y comprender que su antiguo amor no entendía las cosas de la misma manera, era alguien «normal». Ya habían llegado a la casa y se hallaban sentados en el sofá del porche. Seguir leyendo