Se acercó volando a la rama donde había sido empujado de manera vil y retorcida, su gesto era de enfado, pero pudo confirmar que aquello se había preparado para un aterrizaje.
Joy se hallaba en el nido acurrucado, junto a él estaba un enorme lobo negro con los ojos muy abiertos mirando al casi desnudo Sebas entrar a su casa.
En el nido olía a carne fresca recién muerta y a sangre. Miguel se incorporó y recuperó la forma humana.
-“He cazado un conejo para tu nuevo acompañante y después de comer se ha quedado dormido como un lirón.”- Dijo Miguel.
-“Joy.”- Contestó Sebastián.
-“¿Perdona?”- Seguir leyendo